CUIDADO DE LAS PLANTAS
como cuidar nuestras plantas de interior o exterior
Planta de interior o de exterior
Los siguientes consejos serán más universales, pero la regla de oro es conocer bien nuestra planta, por eso está la primera. Aunque la mayoría de plantas que se cultivan habitualmente comparten muchas de sus necesidades, cada especie puede ser un mundo y algunas tienen necesidades muy concretas y específicas. Entérate de cuál es la especie de tus plantas y cuáles son sus necesidades particulares. Por ejemplo, no será lo mismo averiguar cómo cuidar una planta de interior que una planta de exterior.
Riego
La gran mayoría de plantas no tolera el encharcamiento en su tierra o sustrato, por lo que regarlas en cantidades excesivas es una de las principales causas de la muerte de las plantas en el hogar. Es mucho mejor regar a menudo y en pequeñas cantidades que hacerlo poco y mucho, aunque esto sea más fácil. Las plantas resistentes a la sequía, como los cactus y crasas en general, son especialmente vulnerables al encharcamiento.
Humedad del suelo
Otro de los cuidados básicos de las plantas es comprobar la humedad del suelo donde están plantadas. Si no estás seguro de si tu planta necesita riego o no, clava un pequeño palillo o incluso un dedo en el sustrato, junto a la planta y sin dañarla. Si la tierra está húmeda se quedará pegada al palillo o a tu dedo y, normalmente, querrá decir que aún no necesita riego.
Luz indirecta
Si no estás seguro de si una planta es de sol o de sombra y no consigues encontrar información, hay una fórmula que siempre funciona: dale luz abundante e indirecta. Algunas plantas no toleran el sol directo, que quema sus hojas, mientras que otras no se desarrollan a la sombra. La solución es:
- En interior: colocarlas en una habitación iluminada, cerca de una ventana que tamice la luz con una cortina.
- En exterior: colocarlas donde estén protegidas del sol de mediodía y solo le llegue la luz de la mañana o la tarde.
Frío
Muy pocas plantas toleran las heladas: si vives en una zona donde los inviernos son muy fríos, tendrás que buscar plantas de temporada, o bien aquellas que toleren especialmente ese tipo de climas. Puedes usar telas específicas para mantener las plantas cubiertas en invierno, que las ayudarán a retener la temperatura. Del mismo modo, la técnica del acolchado puede ayudar.
Calor
Muchas especies desérticas o mediterráneas están adaptadas a los veranos calurosos, pero otras tantas no soportan bien las temperaturas por encima de los 30 ºC, y menos aún al sol. Riégalas más a menudo y búscales sombra, especialmente en las horas de más calor.
Sustrato universal
Hay plantas con necesidades específicas en cuanto a sustrato, como las plantas acidófilas, y otras que no son en absoluto exigentes. Sin embargo, puedes preparar tú mismo una mezcla universal que será excelente para un porcentaje altísimo de ellas: mezcla a partes iguales turba, fibra de coco y humus de lombrices y luego añádele unos puñados de vermiculita y perlita. Tendrás una mezcla muy ligera, con un drenaje excelente y rica en nutrientes y microorganismos beneficiosos, ideal incluso para semilleros.
Macetas con agujeros de drenaje
De nuevo insistiendo en el drenaje, es vital que la maceta en que coloques tu planta tenga agujeros por los que pueda escapar el excedente de agua al regar. En interior, puedes colocar un plato bajo la maceta y retirar el agua sobrante unos diez minutos después del riego
Fertilizantes orgánicos
A pesar de la creencia popular, las plantas no viven solo del sol y el agua: necesitan nutrientes. Los extraen de la tierra, pero conforme se desarrollan agotan los que tienen a su alcance, sobre todo en maceta, y hay que renovarlos. Fertiliza siempre en primavera y verano, durante los meses de actividad, una vez cada 15 días. Siempre que puedas, usa fertilizantes orgánicos y ecológicos, como el humus de lombriz o el compost, que tú mismo puedes elaborar.
Poda de mantenimiento
Siempre que veas hojas o flores marchitas en tu planta, o tallos ennegrecidos con mal aspecto, coge las tijeras más afiladas que tengas, desinfecta el filo y poda o retira aquello que esté en mal estado. De este modo, la planta no desperdicia energías ni nutrientes en alimentar partes que acabarán por morir de todos modos, pudiendo centrarse en sus tallos o ramas sanos, que se desarrollarán mejor.
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