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¿Qué es un incendio forestal?
Desde la selva amazónica hasta el Ártico, pasando por Indonesia, Australia, California o España, la tendencia de los incendios forestales parece llevarnos a una situación en la que cada vez tenemos menos incendios forestales en cantidad, pero son más devastadores y más difíciles de controlar. Según el último informe de WWF, planetas en llamas, los expertos afirman que estos incendios, llamados "de sexta generación", están asolando los bosques del Planeta.
Cuando los incendios escapan del control humano, alimentados por el clima, el viento y la maleza, pueden calcinar hectáreas de tierra y consumir todo lo que encuentran a su paso en cuestión de minutos. Cada año se producen decenas de miles de incendios forestales que queman entre 1,6 y 2 millones de hectáreas de terreno. "En España se producen cada año una media de 15 647 siniestros, de los cuales dos tercios se quedan en conatos, es decir afectan a una superficie inferior a 1 hectárea"
Los incendios forestales se mueven a velocidades de hasta 23 kilómetros por hora, acabando con todo lo que encuentran a su paso. En España, el 96 por ciento de los incendios con causa conocida son originados por el ser humano y arrasan cada año más de 200 000 hectáreas, más de tres veces la superficie del municipio de Madrid, según datos de Greenpeace.
El triángulo de fuego
Deben darse tres condiciones para que un incendio forestal se propague, algo que los bomberos llaman el triángulo de fuego: combustible, oxígeno y una fuente de calor. El combustible puede ser cualquier material inflamable que esté cerca del fuego, incluidos los árboles, la hierba, la maleza e incluso las casas. Cuanto mayor sea la cantidad de combustible presente en una zona, más intensidad tendrá el fuego.
El aire proporciona el oxígeno que el fuego necesita para arder. Las fuentes de calor contribuyen a desencadenar el fuego y hacen que el combustible esté lo suficientemente caliente para prenderse. Los rayos, las fogatas, los cigarrillos, los vientos cálidos e incluso el sol pueden proporcionar el calor suficiente para desatar un incendio.
La regla del 30-30-30
Si bien cuatro de cada cinco incendios son causados por el ser humano, la naturaleza suele contribuir a avivar las llamas. El clima seco y las sequías convierten la vegetación en combustible sequísimo e inflamable; los vientos fuertes hacen que el fuego se extienda con rapidez; y las temperaturas cálidas alientan esta combustión.
Cuando estos factores se dan a la vez, se da una ecuación matemática infalible para que se extienda fácilmente el fuego: más de 30 grados de temperatura, menos del 30 por ciento de humedad y vientos de más de 30 kilómetros por hora. Sólo es necesaria una chispa (en forma de rayo, incendio provocado, un cable caído, una fogata o un cigarrillo) para desatar un incendio que podría durar semanas y carbonizar decenas de miles de hectáreas.
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